lunes, 12 de noviembre de 2007

Lo de aquí (Güemes), lo de allá (Sarmiento)

Esta sección se dedica en sus artículos a comparar dos personajes que tuvieron trascendencia histórica por diferentes motivos, dichos argumentos se contraponen para uno y otro con el objeto de mostrar saldos positivos y negativos. Casi siempre ocurre que la batalla es muy despareja: San Martín con Roca “el genocida”, y tantos otros. En esta oportunidad, más que contraponer a figuras de la historia argentina, nos gustaría enfrentar dos miradas distintas de país: la primera que defiende lo nacional, donde el concepto de frontera toma una importancia trascendente. La otra concepción, traslada su mirada hacia el exterior, y toma lo ajeno como algo propio (sería como una especie de práctica etnocéntrica, pero justo en sentido inverso).

Martín Miguel de Güemes nació en Salta el 8 de febrero de 1.785. En 1805 fue trasladado a Buenos Aires donde comenzó a defender la integridad territorial actuando heroicamente durante las Invasiones Inglesas. Durante 1.810, al servicio de la causa revolucionaria, se desempeño eficazmente en la Quebrada de Humahuaca.

En 1.814 el Gral. José de San Martín le encomendó el mando de la Avanzada del Río Pasaje, iniciando la Guerra Gaucha. Al año siguiente derrotó completamente al ejército invasor, por lo que el pueblo lo aclamó Gobernador de la Intendencia (integrada entonces por las ciudades de Salta, Jujuy, Tarija y Orán). Se vio obligado a imponer contribuciones que originaron oposición y gran descontento entre los pudientes. En 1.816, el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón le encomendó "la defensa de las Provincias Unidas y la seguridad del Ejército Auxiliar del Alto Perú". Las milicias gauchas al mando del salteño pasaron a desempeñarse en operaciones continuas, al servicio de la Patria.

Güemes detuvo poderosas invasiones al mando de destacados jefes. Baste citar la del experimentado mariscal José de la Serna, al mando de 5.500 veteranos o la del Gral. Juan Ramírez Orozco quién en Junio de 1.820 avanzó con 6.500 hombres. Ninguno de ellos logró concretar el objetivo que los impulsaba: llegar a Buenos Aires. Rodeado de enemigos lo encontró el año 1.821. El Cabildo de Salta lo depuso y una partida realista guiada por enemigos internos del prócer lo hirió el 7 de Junio. Murió diez días después, a la intemperie, en un catre, en Cañada de la Horqueta, a los 36 años. Así se convirtió en el único general argentino caído en acción de guerra externa.
El 15 de febrero de 1811, nació en el Carrascal, Domingo Faustino Sarmiento. Entre 1845 y 1847, por encargo del gobierno chileno, visitó Uruguay, Brasil, Francia, España, Inglaterra, EEUU, entre otros. Pensaba que el problema de la Argentina era el conflicto "civilización y barbarie". Entendía que la civilización se identificaba con lo urbano, lo que estaba en contacto con lo europeo, o sea lo que para ellos era el progreso. La barbarie, por el contrario, era lo rural, el atraso, el indio y el gaucho. Este dilema, según él, solo podía resolverse por el triunfo de la "civilización" sobre la "barbarie". Decía: "Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar, una invencible repugnancia". En una carta le aconsejaba a Mitre: "no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes".

En su libro Viajes (1849) se ocupó de lo que lo maravilla de los países que visita y que quisiera ver en su tierra. Expresó también un proyecto para crear una confederación cuyo modelo de organización era la Constitución norteamericana y proponía fomentar la inmigración, la agricultura y la inversión de capitales extranjeros.Sarmiento llegó a Nueva York en mayo de 1865, frecuentó los círculos académicos norteamericanos y fue distinguido con los doctorados "Honoris Causa" de las Universidades de Michigan y Brown.

Pensaba que, como en los EE.UU., el tren debía ser el principal impulsor del mercado interno. Pero éstos no eran los planes de las compañías británicas inglesas, cuyo único interés era traer los productos del interior al puerto de Buenos Aires para poder exportarlos a Londres. Sarmiento fomentó la llegada al país de inmigrantes ingleses y de la Europa del Norte y desalentó la de los de la Europa del Sur. Pensaba que el arribo de sajones fomentaría en el país el desarrollo industrial y la cultura. Y, para tristeza de Sarmiento, la mayoría de los inmigrantes, muchos de nuestros abuelos, serán campesinos italianos y españoles.

Que cada lector atento saque sus propias conclusiones: la defensa del territorio, la causa popular y un profundo amor a la Patria, son cualidades de un Güemes, que suele ser olvidado en el panteón de los próceres. Imitación de modelos externos, odio a los habitantes nativos, son dos de las causas que describen al “gran educador”, claro está, Sarmiento tiene otras virtudes por las que vale la pena recordarlo.

Eduardo Ferrer

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